5 maneras de transmitir tus sentimientos

“El otro día estaba llorando desconsoladamente. No podía controlar que las lágrimas cayesen por mi cara o que mi respiración fuese entrecortada así que me aparté para que nadie me viese en ese estado. Sin embargo mi mejor amiga me oyó sollozar y se acercó a mí corriendo queriendo ayudarme. Como pude, le expliqué lo que me ocurría y ella empezó a consolarme.

Me dijo que todo estaba bien, que podría haber sido algo peor y que yo era muy fuerte como para poder superar lo que me pasaba. También me dijo que dejase de llorar y nos fuésemos a tomar algo para que me calmase. Me confesó que no le gustaba verme así, que no quería que nada me hiciese tanto daño como para que me pusiera de esa manera. Incansable, me dio mil soluciones para resolver lo que me había ocurrido.

Pude ver cómo se esforzaba por ayudarme y me sentí tonta por estar dándole tanta importancia a una cosa que tenía solución y encima hacérselo pasar mal a ella también. Además… no sé por qué pero cada palabra de consuelo que me decía hacía que me sintiese más sola o incomprendida.

Terminé haciendo de tripas corazón y tragándome las lágrimas. Aún sentía un nudo en la garganta pero me obligué a sonreír y aceptar tomar algo con ella”.

 

Situaciones como esta suceden a diario con nuestros seres más queridos cuando mostramos una emoción intensa como el llanto, la ansiedad, la tristeza o el enfado. Demuestran que no hace falta estar sola para sentirse sola.

En multitud de ocasiones, las personas intentan ayudarnos pero sin querer terminan quitándole peso al asunto o dándonos soluciones para que nos tranquilicemos cuando lo único que necesitamos es llorar hasta desahogarnos. La mayor parte del tiempo se ayuda más acompañando a la persona que dándole soluciones.

Esto no se nos suele enseñar en la cultura popular y por ello vamos a aprender 5 maneras en las que nosotros podemos hacer que la otra persona entienda lo que necesitamos en ese momento tan difícil.

1 – Di lo que necesitas

Parece algo muy básico pero muchas veces se nos olvida. Algo como un: “Gracias por todas las soluciones que me estás dando, seguro que me son útiles cuando me calme, pero ahora solo necesito que estés conmigo”, puede hacer que la otra persona entienda que muchas veces solo necesitamos saber que está y no tanto una solución inmediata.

Es decir, en vista de que la otra persona quiere ayudarnos, vamos a sentirnos libres de decirle cómo.

2 – No sonrías

A veces aprendemos que llorar por estar tristes o enfurecernos es algo muy grande que puede preocupar o asustar a las personas de nuestro alrededor o incluso a nosotros mismos. De esta manera, intentamos suavizar las cosas con una sonrisa mientras lo contamos, para así quitarle peso al asunto. Sin embargo, esto termina haciendo que la persona que tenemos delante no pueda ver lo intenso que está siendo para nosotros: “Si lo está diciendo con una sonrisa no es para tanto”.

Por lo tanto, es mejor llorar y dejar que nuestro gesto demuestre la emoción que sentimos, que poner una sonrisa.

3 – El humor para otra ocasión

Cuando todo se calme y nos sintamos más aliviados podremos permitirnos reír y hacer chistes, pero no cuando estamos sintiendo la ansiedad, la tristeza o el enfadado en toda su intensidad. Hacer chistes con la situación cuando tenemos un nudo en la garganta u obligarnos a reír con los chistes que nos cuentan para calmarnos es otra manera de minimizar lo que sentimos.

4 – Cuidado con el sarcasmo

A veces tiramos de sarcasmo para contar lo que nos está ocurriendo con una sonrisa socarrona en nuestra cara con frases como: “No, no, pues esa no es la guinda del pastel tu espera que ahora viene porque encima…”. Aunque puede ser una manera de expresarnos, no es la adecuada si con ello estamos consiguiendo alejarnos del dolor o la ansiedad que en realidad sentimos y con ello alejarnos también de que la otra persona nos entienda.

Recuerda: cómo te comunicas es la única manera que tienen los demás de entender si algo está siendo importante o no para ti. Así que no le quites peso a tus emociones.

5 – Defiende lo que es tuyo

Como hemos visto en el ejemplo algunas personas intentan con toda su buena voluntad minimizar lo que sentimos para tranquilizarnos. “No es para tanto”, “Que todo lo que pase sea eso”, “Te lo estás tomando muy mal para lo que en realidad es”, son frases muy comunes que aun dichas con buena intención pueden hacernos sentir estúpidos por hacer una montaña de un grano de arena o solos por sentir que nadie nos entiende. Así que si oyes algo similar cuando te encuentras mal, defiende tus emociones y la intensidad que tienen.

Nadie rompe a llorar o se pone ansioso por gusto. Tampoco nos enfadamos por nada. Así que si necesitas hacerlo está bien. No exageras. Solo necesitas tu espacio y un poco de comprensión.

Una frase que puede ayudar en estos momentos es: “Sé que a ti no te parece para tanto pero para mí está siendo muy duro. Entiendo que me quieres ayudar pero por favor, no digas que no es para tanto”.

Usa estas 5 formas de hacerte entender la próxima vez que te sientas mal y verás cómo las cosas cambian. Quizás algunas personas se sientan descolocadas al principio pero es algo natural.

Esperamos haberte podido ayudar con estas ideas. Si quieres saber más sobre las emociones o la ansiedad, tenemos más contenido igual de interesante en nuestro blog.

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