Un ataque de pánico, también conocido como ataque de ansiedad o crisis de ansiedad, es una experiencia muy desagradable y que se vive con mucho miedo. Es una sensación de descontrol sobre las propias emociones y pensamientos y a veces sobre nuestro cuerpo, como nuestra respiración o nuestro ritmo cardiaco, pero ¿qué está pasando realmente cuando tenemos un ataque de pánico?

Cuando tenemos periodos de tiempo largos en los que sentimos ansiedad puede haber muchos momentos en los que casi no la notemos porque tengamos la atención centrada en el trabajo, las tareas de casa, una conversación o cualquier otro aspecto del día a día que requiera que nos concentremos en ello. Sin embargo, no hemos atendido esa ansiedad y puede “aparecer” en momentos donde no corresponde como en el metro o mientras nos relajamos en el sofá.

A veces no aparecen directamente los pensamientos que nos preocupan, sino que lo que notamos son los síntomas físicos de la ansiedad. Respiración o corazón acelerados, tensión, visión borrosa… y como en ese momento no tenemos contexto para estos síntomas, nos asustamos.

El miedo que sentimos ante síntomas de ansiedad hace que se intensifiquen los síntomas (ya que la ansiedad y el miedo funcionan igual) y que nos asustemos aún más, entrando en un círculo vicioso en el que cada vez nos sentimos más fuera de control.

Además, cuando estamos en un estado de miedo tan intenso, nuestra mente está haciendo un esfuerzo extra por encontrar posibles amenazas y eso hace que podamos tener pensamientos extraños para nosotros, como creer que vamos a saltar por una ventana si está abierta, o que nos vamos a volver locos. Aunque estos pensamientos se sienten verdaderos en ese momento no lo son, son el resultado de un estado de miedo muy intenso en nosotros.

¿Puedo morir de un ataque de pánico?

Es importante tener claro que un ataque de pánico, aunque pueda parecerlo, no es peligroso, es un estado emocional muy intenso. No puedes morir por un ataque de pánico, no puedes volverte loco, no vas a asfixiarte ni te va a faltar el aire, no te va a dar un infarto y es algo que terminará pasando con el tiempo, ya que el cuerpo tiene una energía limitada para mantener ese estado emocional.

Aunque todo esto pueda parecer obvio, en el momento en el que una persona se encuentra en medio de un ataque, el miedo que siente hace que todas estas posibilidades parezcan reales y por eso es conveniente saberlo de antemano.

¿Qué hago en un ataque de pánico?

Si tienes un ataque de pánico, recordar que es algo que no va a hacerte daño y que va a terminar pasando, es algo que puede ayudar a que el círculo vicioso del miedo no escale tanto. Aun así, no intentes obligarte a calmarte, déjate estar como estés. Es bueno buscar la compañía de alguien que nos dé seguridad para que nos dé compañía y apoyo.

También ayuda centrarse en estímulos físicos como la sensación de los pies sobre el suelo o el tacto de una pared o un mueble que podamos tocar con las manos, también el contacto físico con otra persona, sensaciones físicas que nos ayuden a dirigir la atención a otra parte. Otras distracciones también pueden ayudar, aunque no pasa nada si no conseguimos distraernos.

Si te ha quedado alguna duda sobre cómo funciona un ataque de pánico o quieres saber más no dudes en contactarnos. Estaremos encantadas de atenderte.